martes, agosto 07, 2007

DE MI FIN DE SEMANA CULTURAL O DE COMO MEZCLÉ LA ROMA IMPERIAL CON EL MADRID DE LA MOVIDA

"Estoy perdiendo un tiempo que no voy a recobrar,/parece que mi vida no da para más, no da para más."
"Las guerras son eternas."
He tenido un gran fin de semana. Ante la poco halagüeña situación que se me plantea este verano, con un Agosto cargadito de nada más que trabajo... he decidido aprovechar (en la medida en que me lo permitan mis responsabilidades, mis obligaciones y mi cuerpo serrano) cada uno de los fines de sema del mes.
Y el primero, me di un festín cultural que hacía tiempo necesitaban tanto mi mente como mi sensibilidad para poder superar este mundo infernal y descarnado en el que trabajo... Estuve en Mérida, una ciudad cuya visita recomiendo encarecidamente, a se posible en Agosto, para poder disfrutar del festival de teatro clásico, uno de los mejores a todos los niveles, con los mejores actores, directores, obras y, por supuesto, el insuperable escenario que supone el Teatro Romano de la capital extremeña. A pesar de que no es la mejor época por el calor tan tremendo; sin embargo, por ver según qué obras, indudablemente merece la pena...
El plan fue bastante sencillo, pero completo. En primer lugar, hicimos una visita al teatro y anfiteatro, para refrescar, ya que hacía años que no los explorábamos a la luz del día. Como el calor acuciaba, decidimos aparcar nuestros afanes exploratorios hasta horas más apropiadas y nos dimos al noble arte del cañeo, que viene siendo cultura, si me apuran, si bien de otro tipo... tras una frugal (o no tanto, en honor a la verdad) comida, un café para matar la espera hasta las cuatro de la tarde.
Y esta pasó deambulando entre piedras y utensilios por el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida. Si tenéis planeada la visita a este sitio, por aquello de que, como a mí, os encantan las piedras, los vestigios de otras culturas y la romanidad en sí... organizad y dejad tiempo. Yo me pasé cuatro horas para contemplar con atención toda la exposición, y no digo que no hubiese echado también la hora que aún nos quedaba hasta el cierre, si no fuese porque mi acompañante se puso un poco pesada con el tema de que llevábamos unas cuantas horas de pie y que tenía el muy merecido antojo de un helado... puesto a recomendar, lo haré también con el Museo de Arte Visigodo, perteneciente al Romano y que, en el futuro, tras una proyectada ampliación, formará parte de este.
Ya si queréis terminar con buen pie la visita a los centros de romanidad de la ciudad, no podéis dejar de acudir al foro (o a los dos, porque Augusta Emérita tuvo un par de ellos), el Templo de Diana, la Alcazaba o la Casa de Mitreo, muestras vivas y espectacularmente conservadas de la Romanidad en general, y de la Hispana y Emeritense en particular. Ved también el Arco de Trajano, el Acueducto de los Milagros y, si os apetece pasear por las cercanías de la ciudad, acercáos al Embalse de Proserpina.
En cuanto a la obra, vimos una adaptación de "Los Persas" de Esquilo que Calixto Bieito estrenaba en este festival. Poco voy a contar, quien quiera saber más puede acudir a mi biblioteca, donde prometo que antes del fin de semana colgaré una introducción y resumen de la obra, del autor y un comentario sobre esta adaptación en particular. Aprovecho el momento publicidad de la biblioteca para comentaros que, también poniéndome como límite el fin de semana, voy a colgar el post sobre Rivas y la primera de las lecturas/relecturas que de su obra me he dedicado a hacer este verano: "En salvaje compañía".
Decía pues, que la adaptación de Bieito entraba en lo que se podía esperar cualquiera que conociese la trayectoria del director. O sea, los persas han servido para hacer un alegato antibelicista y antiamericanista e independientemente de que este fuera o no el verdadero espíritu de la tragedia clásica (este análisis lo haremos mejor en la biblioteca), el efectismo conseguido ha sido bárbaro. Es, desde luego, una representación que, para bien o para mal, no te deja indiferente.
Los más puristas, sin duda, se quejarán de mucho, entre otras cosas de ciertos giros del reparto y de la estructura de la obra clásica, pero en un análisis profundo que haremos sobre estas cuestiones en la biblioteca, veremos que, en realidad Bieito no se aparta tanto de la original. Baste decir aquí que la protagonista (esto es mucho decir, porque en realidad es una obra coral y ella no lleva nunca el peso de la representación) Natalia Dicenta, promete más que hace. Me consta que es una grande, no lo dudo, teniendo los genes de la gran Lola Herrera y del maestro Dicenta no ha de ser menos, pero digamos que este no es su papel. En primer lugar porque es una gran actriz dramática y solista y esta obra más que drama tiene una gran ironía, y por el hecho que ya coménté antes de que no es una obra de personaje, sino más bien coral. Tiene además una dificultad para toda buena actriz y es que hay buena parte de la obra que es cantada y, en realidad, la Dicenta no es que cante mal, pero canta justita. Digamos que es una gran actriz con un papel no muy apropiado a sus registros que salva la actuación. Quizá hubiese sido mejor elegir una actriz más versatil, menos de método para bordar el papel de la soldado Jerjes.
Nada que reprochar, sin embargo, muy al contrario, al resto del reparto. Roberto Quintana simplemente magistral, da gusto verlo y escucharlo... y el resto pues eso, como venía diciendo, actores muy versátiles, que quizá no puedan bordar un papel profundo, de método, de hondo calado interpretativo que se pase un sesenta por ciento de la obra solo en el escenario... pero que cantan, tocan e interpretan de una manera extraordinaria... mención especial a Rafa Castejón que da de sí todo, hasta su fisonomía de vértigo... vamos, que enseña el culo y no está nada mal el chico.
Bueno, que sobre la aventura emeritense, no abundo más, si queréis saber algo, a la biblioteca (prometido y reiterado que antes del domingo). Y ahora vámonos a Plasencia que fue donde terminé el fin de semana cultural... todo esto es un decir, porque lo terminé un poco después (a las cuatro de la mañana, tomando unas copas con los amigos) y era lunes noche, con lo cual de fin de semana tuvo más bien poco... Pero claro, de estas cosas te das cuenta cuando madrugas para llegar a la oficina al día siguiente...
Total que el Lunes noche, como preámbulo a la celebración del Martes Mayor que se hace en esta ciudad cada primer Martes de Agosto, hubo en la Plaza Mayor un concierto de Fangoria.
Antes de meternos en harina, os explicaré que esta fiesta se celebra anualmente y que podéis aprovechar para un par de cosas: conocer la ciudad, que merece la pena, pisar sus suelos medievales y ver la recreación del mercado medieval. La otra es disfrutar del mejor cañeo por lo menos de la provincia si no de la región entera. Para terminar de venderos la ciudad, no os recomendaré la feria, que se celebra a mediados de Junio y que poco más tiene de interesante que algún concierto de interés (como el de este año, de Bosé, en el que me lo pasé de muerte sobre todo gracias a mis amigos), aunque si te gusta la fiesta en plan bestia, lo pasarás bien. Sí os recomiendo, sin embargo (y estáis a tiempo) si sois de esos raros a los que nos gusta el folk, el festival folk que tiene lugar a finales de Agosto, y que podríamos considerar el segundo en importancia a nivel nacional. Buscad por la web que encontraréis algo seguro, paso de poneros enlaces que podéis encontrar perfectamente en google.
Bueno, dejemonos de rodeos y vamos a lo que estábamos, al concierto de Fangoria, o de lo contrario la Junta de Extremadura me va a tener que dar una medalla por la promoción turística que estoy haciendo de la tierra...
No sé lo que opinaréis vosotros del grupo, a mí, aún no siendo de mis favoritos, más que nada porque no es el estilo de música que suelo frecuentar, me atraen de una forma casi animal, muy irracional. ¿Por qué? Por varios factores: primero, porque son muy ochenteros en el sentido de que se pasan lo políticamente correcto por el arco del triunfo y eso a mí, que nací con la década, sinceramente, me ha influido. Es la única nostalgia que tengo de los ochenta, que por otra parte, siempre digo que fue una época culturalmente genial y fecunda, pero estéticamente horrorosa.
También se puede explicar mi atracción por Fangoria, o más bien por Alaska, porque yo pertenezco a esa generación que ha crecido con "La Bola de Cristal", esa televisión atrevida y arriesgada para público infantil en la que no te hacían sentir como un memo. La bola demostraba que hay inteligencia al otro lado de la pantalla, no se puede decir lo mismo de los Teletubbies o como demonios se escriba... Y el otro día vi por qué este programa era genial, aparte de por muchas otras cosas, claro está. Era Alaska, Olvido, en un vídeo musical cantando. Sólo llevaba un camisón superescotado (ese pecho no merece menos, reina), eso sí, largo por debajo de las rodillas, pero con una raja que llegaba poco más que a la cintura (podéis seguir pensando que era para facilitar sus movimientos, pero yo creo que esas piernas, todo un alegato contra la anorexia y más sexis que cualquier modelo de 90-60-90, merecen ser puestas en un escaparate).
Y además de lucir palmito en pantalla, porque ella lo vale (aunque hay que joderse con Alaska, que con el paso de los años está mejor, por no decir más buena, si cabe), ella se limitaba a meterse tras un biombo y ponerse guapa (los chulos son pa cuidarlos, como decía el otro) ya que en su piso se estaba improvisando una fiesta. ¿Quién estaba en es fiesta? La flor y la nata de la cultura suburbana de aquellos tiempo, lo más underground, todos colaboradores de la Bola: Pablo Carbonell, Pedro Reyes, Loquillo, Santiago Auserón... esto son los que recuerdo así a bote pronto, pero había más, en fin, los representantes más acérrimos de la cultura no oficial, todos estaban educándonos, enseñándonos mundo.
Como le decía a una amiga el otro día, siendo así, no podía ser menos y de ahí que haya toda una generación en España, que se coció en la época en la que un tercio han salido maricas, otro tercio genios y otro tercio genios maricas... Bromas aparte, tengo una deuda eterna con Alaska y con la Bola que me hace estar eternamente enamorado de su persona.
Creo que la última razón de la devoción que siento por ella es lo que supone como icono gay. Si hasta yo, que me muevo menos que los ojos de Espinete (nueva reminiscencia de mi infancia ¿tendré algún tipo de trauma?) y que tengo fama y pinta de serio y soso, salto como un loco, ¿o debería decir como una loca?, cada vez que escucho el "A quién le importa". Eran otros tiempo y lo que es hoy orgullo, plumas y tangas, era entonces reivindicación...
En fin, que me lo pasé de orgasmo en el concierdo de Fangoria, donde repasó lo mejor de lo nuevo, pero también de lo antiguo, flipé gritando "quiero ser santa, quiero ser beata" después de tanto tiempo...
Y claro Plasencia estaba de bote en bote, lleno a rebosar de gente de toda procedencia y pelaje, que no sólo estábamos congregados todos los maricas de la región (vi a gente de Cáceres, Badajoz, Mérida, Salamanca...). Y no es que hubiera más pluma por metro cuadrado que en una fábrica de almohadas, es que a Plasencia le sentó de "post meridiem" un bañito de ambiente que lo necesitaba con urgencia... ya empezaba a oler a rancio.
En fin que todos y todas, propios y extraños, naturales y foráneos, nos lo pasamos teta, viendo un conciertazo y una Plasencia como hace años que no se veía...
Bueno, me calmo y me despido, no abundo más, este es mi fin de semana cultural y heterogéneo, completo y ecléctico, como a mí me gustan. Os emplazo a la biblioteca si queréis saber algo más de Esquilo y de "Los Persas" y os recuerdo que también andará por ahí Rivas.