sábado, febrero 23, 2008

HABANERA

"El hombre natural es bueno, y acata y premia la inteligencia superior, mientras esta no se vale de su sumisión para dañarle, o le ofende prescindiendo de él, que es cosa que no perdona el hombre natural, dispuesto a recobrar por la fuerza el respeto de quien le hiere la susceptibilidad o le perjudica el interés. Por esta conformidad con los elementos naturales desdeñados han subido los tiranos de América al poder; y han caído en cuanto les hicieron traición. Las repúblicas han purgado en las tiranías su incapacidad para conocer los elementos verdaderos del país, derivar de ellos la forma de gobierno y gobernar con ellos. Gobernante, en un pueblo nuevo, quiere decir creador."

Ay comandante, qué mala pata, que se jubile, mi general... qué hará mi Cuba, sin sus discursos y su gorrita de militar. Que si de un Castro, sale otro Castro, no habrá remedio para mi mal; yo no soy celta, yo soy cubano, quiero mi Cuba y su libertad. Si sólo quiero a mi Cuba Libre, ya falta menos para volver, llenar La Habana y vaciar Miami, que viva Cuba y calle Fidel... Si llora Lula, si grita Chávez, si clama Evo y habla Daniel, dejen sus pueblos libres y grandes, pónganse el chándal, vayan con él. Que yo no quiero muertos ni vivos, raúles, fideles ni oposición, yo sólo quiero pisar bien libre la Habana vieja y el malecón. No quiero vivos arrodillados, no quiero muertos que estén en pie, no quiero, luchas, revoluciones, quiero a mi Cuba Libre volver.

domingo, febrero 03, 2008

DE UN URUGUAYO EN LLEIDA O DE CÓMO HAY QUE SER HÉROE PARA HACERSE LEGAL

"Que es mi barco mi tesoro,/que es mi dios la libertad,/mi ley, la fuerza y el viento,/mi única patria, la mar"
Hace unos días Su me mandó un artículo escrito por su hijo que narra las peripecias de un inmigrante uruguayo en Lleida. Básicamente viene a contar como el ciudadano, un inmigrante ilegal de cuarenta y siete años, ve sorprendido desde un autobús cómo un hombre está apuñalando a una mujer en la parada. Su reacción ante tal imagen es bajar del autobús y neutralizar al criminal, que se da a la fuga y es perseguido por nuestro héroe de ultramar, pero debido a una torcedura de tobillo que sufre en la rápida bajada del vehículo, le es imposible darle captura. Al volver al lugar de los hechos, ante la inminente llegada de la policía, dado que su estancia en el país es irregular, y tras cerciorarse de que la agredida está bien, decide marcharse, no sin antes darle a la mujer su número de móvil. Afortunadamente, esta historia tiene final feliz y meses después, la ya repuesta apuñalada se pone en contacto con su salvador para pedirle que testifique en el juicio y agradecerle su actuación. Tras el testimonio, el juez le pide al testigo que tenga una entrevista con él, le felicita personalmente y le enseña una ley que dice se permite legalizar a extranjeros que son útiles a la nación o que realizan acciones útiles a ella, iniciando así su proceso de nacionalización.
Esta historia, que por razones de índole diversa me toca muy de cerca y por un yo que sé y un qué sé yo que todos ya sabemos viene a tocarme muy de cerca, me han hecho reflexionar, así que me permito reproducir aquí la respuesta que le di por correo electrónico a mi buena profe.
Me impresiona mucho el artículo, sobre todo porque dice una gran verdad. Hace un par de semanas estuve pasando el fin de semana en Madrid con unos amigos y es tremendo cómo se desvirtúa lo humano en la gran selva urbana. Ya puedes estar metido en una discursión sin importancia o en un atraco a mano armada, que la gente pasará de largo como si no ocurriera nada, como mucho te mirarán con curiosidada morbosa, pero nadie se acercará a ayudarte.
Hará un par de años que a un conocido le pasó algo parecido en el metro de la capital. Resulta que, cuando regresaba del trabajo, comenzó a encontrarse mal y, al bajar del tren, cayó al suelo mareado y se vomitó encima. La gente de alrededor, con las prisas, le pasaba por encima, incluso llegaron a pisarle. Y no sólo es que nadie tuvo la delicadeza de ayudarle, sino que encima tuvo que soportar que más de uno dijera algo como "anda el tío este ahí tirado por la borrachera que tiene, qué poca vergüenza".
En fin, menos mal que siempre queda gente noble de buen corazón. Esto tendría que ser leído por más de un españolito de pura cepa, de los que llevan la bandera en el cinturón y el himno en el móvil, de los fans incondicionales del cabrón del tío Paco (ellos lo llaman el Generalísimo), eso que se les llena la boca diciendo que ESPAÑA (lo dicen pronunciando solemnemente, con la boca llena) se está llenando de extranjeros muertos de hambre que a lo único que vienen es a quitarnos el trabajo y a robar, matar y delinquir en general.
En fin, así está este país y eso que somos europeos europeísimos de la raigambre más adusta de la vieja Europa... y cuánto mamón hay suelto al que se le olvida que España, civilizada, aria, blanquísima y europeísima fue durante muchos siglos romana, luego germana y después y durante muchos siglos más musulmana y/o mora... y eso antes de irnos a las américas, de conquistas y también a hacer un poco el indio, todo hay que decirlo; aunque a nuestro favor hay que alegar que, a diferencia de los ingleses, que arrasaron todo por donde pasaron, nosotros sí nos mezclamos con la población indígena, dando origen al mestizaje más maravilloso de la historia de la humanidad y trayéndonos unos cuantos genes más de regreso.
Así que el español que me diga que lo es de toda la vida... al carajo, me río yo de las purezas de estirpe, o bien es tonto, o bien un ignorante que no sabe que hay historia de España antes de la Guerra Civil.
Y lo que ya es criminal es que haya que ser un héroe para tener derecho a una vida digna sólo porque hayas nacido al otro lado del globo. O sea, que lo que a uno nos dan por el mero hecho de nacer en determinadas coordenadas geográficas, otros se lo tienen que ganar o bien por la vía del malvivir, del ser ilegal, de estar sin figurar, o bien haciendo heroicidades que no siempre salen bien y que pueden hacer que pierdas la vida. Pero bueno, ya sabemos que vivimos en un estado del bienestar y, claro, para que unos pocos bienestemos, otros muchos tienen que malestar por ahí, qué le vamos a hacer; aleluya, aleluya, cada uno con la suya...
A Su, por regalarme, por comprenderme...