domingo, mayo 18, 2008

RARO DESPERTAR

"Yo y mi sombra, ángulo recto./Yo y mi sombra, libro abierto."
Parece que todo va volviendo a la normalidad. Vuelvo a estar hasta las cejas de trabajo. De nuevo me levanto tarde los Domingos y los Sábados y como y ceno en casa todos los fines de semana. Otra vez he vuelto a dejar de llamar a casa para avisar de que no iré a dormir y he vuelto a retomar esa novela que tenía abandonada hace años.
Pero el que estaba a mi lado, ha dejado de estar. Sigue en el mismo sitio, pero ya no es tan mío. Sigue siendo el que era, pero ya no es el mismo. Ni yo tampoco. Ha dejado de ser, para ser el que era. Y yo también.
No hay tormentas ni soles radiantes, tan sólo días de hastio que pasan entre cielos de nubes y claros. No hay planes, no hay mañanas, no hay fines de semana. Tan sólo un día a día que agota por recurrente como la gota que va horadando la superficie de la roca a base de repetirse. Pero tan consolatorio porque es mío y no más.
No me planteo mañanas con él, sin él, con otro o sin nadie. Sólo espero que un día termine para que llegue el siguiente, sin más meta ni fin que ver el sucesivo y así hasta el infinito. Seguimos vivos, no se ha parado el mundo.
Pero es seguro que se ha roto la magia.