lunes, marzo 16, 2009

TAN RARITO... COMO TODOS

"raro, ra. (Del lat. rarus). 1. adj. Que se comporta de un modo inhabitual. 2. adj. Extraordinario, poco común o frecuente. 3. adj. Escaso en su clase o especie. 4. adj. Insigne, sobresaliente o excelente en su línea. 5. adj. Extravagante de genio o de comportamiento y propenso a singularizarse. 6. adj. Dicho principalmente de un gas enrarecido: Que tiene poca densidad y consistencia."


Que yo soy raro, lo sé; lo tengo asumido y hasta me encanta: no soportaría ser del montón por el mero hecho de serlo, o sea, hacer lo que hace todo el mundo porque es lo que hace todo el mundo; es una cuestión de ética y de respeto personal, de fidelidad a uno mismo, nada de intento desesperado de destacar o llamar la atención o de dármelas de bohemio y moderno y rebelde y niño malo... lo que ya no me gusta tanto es que la gente alegremente se dedique a hacérmelo notar. ¿Que a qué viene esto? Varias píldoras:

EL MADERO: Anoche conducía yo de vuelta a casa, después de haber salido y de dejar a mi gente en casa, ya que siempre me toca hacer de taxista, cuando me para la guardia civil.

- Buenas noches, señor, ¿me permite su permiso de conducir? (A mí esta gente de uniforme me impone, que no pone, muchísimo). - Buenas noches, agente, tenga.
- Estamos practicando un control de alcoholemia, ¿lo ha hecho alguna vez?
- El último hace diez minutos, agente (mostrándole en mi mano una boquilla).
- De acuerdo, pues ya sabe, coja una boquilla, sáquela del plástico, introdúzcala en la máquina, tome aire y sople profundo hasta que se apague la luz verde. (¿Soplar profundo? ¿Eso qué es lo que es? Ah, claro, debe ser lo mismo que respirar hondo, pero al reves y dicho en culto.)
- Cero-cero. (Con cara de incredulidad, avisa a otro compañero, le enseña el resultado y le pregunta si la máquina funciona bien, a lo que el otro le dice que sí).
- ¿Ha tomado usted alcohol?
- No, agente, absolutamente nada, cero-cero.
- Ya, por eso, cero-cero, ¿ni siquiera una copita?
- Agente, cero-cero. Lo que me preocuparía seriamente es que diera algo después de que llevo siete años sin probar una gota de alcohol, anda que no he tenido tiempo de eliminarlo. Además, no le digo que hace diez minutos me han hecho otro control, otro cero-cero, que no me han multado y me han dejado seguir.
- Puede continuar la marcha, buenas noches.
- Buenas noches.

Sí, ¿qué pasa? NO TOMO ALCOHOL desde hace siete años, por motivos más románticos que prácticos o de salud. Pero no está tipificado en el código penal, que yo sepa, ser abstemio antes de los cuarenta. Coño, que digo yo que habrá más cero-cero por el mundo, que no todo el mundo bebe... quiero seguir pensando que era su primer control de alcoholemia y el chico no estaba demasiado ducho en la materia.

COMENTARIO EN FACEBOOK: Un gran amigo, al que quiero con locura, pero que es muy suyo, al ton de mis estreses febrerescos me deja el siguiente comentario: "Es que yo no sé para que coño te lias ahora con las literaturas.... si eso no da dinero!!!!!!!!".

Toma claro, ni comer ni dormir, ni cagar ni follar, ni viajar ni salir dan dinero y lo hacemos los dos, no te jode. Que para conseguir dinero ya me paso doce horas encerrado en una oficina. Además, que hay una cosa que se llama vocación, que te hace hacer las cosas por el puro placer de hacerlas... y al final el friki soy yo, ¿sabes?

CHARLA DE BIBLIOTECA: Al hilo de lo anterior, recordé la conversación que en primero de carrera, también un Febrero frenético, tuve con otra amiga, otra buena amiga, mientras estudiábamos en la biblioteca.

- Joder, niña, estoy desesperado tengo que meterme este tocho para dentro de diez días.
- ¿Y podrás?
- Podré, aunque sea lo último que haga en esta vida. - No, si lo bueno es que, conociéndote, podrás... hay que ver, con el cerebrito que tienes y desaprovecharlo en una filología.

Válgame San Agustín, y que tenga uno que escuchar esto... de la que tardó ocho años en sacarse arquitectura técnica. Yo seré raro, pero vamos a dejarlo ahí que las comparaciones son odiosas.

MENSAJES SMS: Hoy charlando con un conocido vía mensaje de texto:

- Conocido: Hola, q tal? Q haces?
- Raiko: Bien, x aquí, leyendo un poco.
- Conocido: yo stoy de excursion. Q lees?
- Raiko: Sobre Héroes y Tumbas de Sabato.
- Conocido: Ahm... me qdo igual q estaba. Pero eso de muertos suena chungo.
- Raiko: Me dan + miedo los vivos. Es una novela argentina, d los años 60. Suena demasiado friki? jeje
- Conocido: Ay l has dao, los muertos stan muertos. Lo q me sorprende es alguien joven leyendo.
- Raiko: Ya ves, es q soy filólogo y tengo esa mala costumbre... jeje

Y el gachó tiene 25 tacos, vaya, que es más joven que yo...

En fin está visto, que el rarito soy yo. Que lo soy y me encanta, como ya he dicho antes. Pero digo yo, pienso yo que manda carallo que uno tenga que ser alcohólico, materialista, de ciencias y anticultura para que no le llamen raro.

miércoles, marzo 11, 2009

11-M

"Perdóname no sé decirte/nada más pero tú comprende/que yo aún estoy en el camino."
.
.
.
Ssssshhhhh....
.
.
.
Silencio.
.
.
.
Hoy los recuerdos muerden fieramente a la realidad.

jueves, marzo 05, 2009

DE UN NUEVO CAFÉ CON DIOS O DE CÓMO LA VIDA PASA Y PASA...

"El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor" (1ª Juan, 4, VIII)
Metido de pleno en la operación "recupar la vida social" después de los exámenes, quedo con Dios para tomar café en la puerta de un local bastante peculiar, con una iluminación muy tenue y una decoración de corte minimalista en la que predomina el blanco como fondo, con juegos de rojo, negro y transparente por doquier. La verdad es que era el tercero o cuarto en mi lista de pendientes abandonados por la vorágine febreresca y, ante la posibilidad de que se me presente de improviso, como la última vez, me he decidido a llamarle para ver cómo le va la vida... aunque bueno, en realidad siempre terminamos hablando de mí, pero es lo que tiene quedar con Dios, su vida es la típica de Dios, no hay demasiado que decir.
Como sé de antemano que va a llegar tarde, voy con diez minutos de retraso para no tener que esperar solo, mientras fumo compulsivamente, único hábito que me puede hacer aflorar un mínimo de paciencia. Pero me quedo sorprendido cuando miro a través de la cristalera y veo a Dios sentado en una mesa, poniéndole ojitos al camarero que está sirviendo los dos capuchinos de rigor.
Me ve y deja el juego para hacerme señas, con lo que el portentoso moreno que sujeta la bandeja da media vuelta, dejando que me recree en su sugerente anatomía, bien formada por la parte de popa.
Mientras me acerco a Él, se levanta para saludarme y observo cómo su ajustada camisa en tonos azules, va perdiendo ángulo en su apertura a medida que gana en verticalidad, pero siempre dejando bastante a la vista sus marcado pectorales. Como de costumbre, me saluda besando mis labios de manera casi húmeda, mientras coloca sus brazos alrededor de mi cintura unos centímetros por debajo de lo canónicamente decente, de modo que me animo a dar una palmada amistosa en grado más que sospechoso en el bolsillo trasero de su vaquero negro desgastado.
- Joder, Rai, estás hoy sueltito de manos.
- Dijo la sartén al cazo...
- No tentarás al Señor tu Dios.
- Déjate de frases bíblicas... A Dios rogando y con el mazo dando.
- Y tú de refranes, que pareces una vieja pueblerina.
Nos sentamos entre risas y comenzamos a tomarnos el café.
- Te veo de muy buen humor, Raiko querido...
- ¿Qué insinúas? No soy tan cascarrabias como aparento, eso es una pose y nadie mejor que tú lo sabe.
- Ya, pero la verdad es que me sorprendió tu llamada, pensé que tendría que abordarte en algún lugar extraño, como la última vez, si quería volver a verte. Y cuando vi tu llamada, pensé que estarías en plan llorón como llevas los últimos... ¿meses?... ¿años?...
- No me vas a cabrear, hoy no te va a ser fácil encontrarme las cosquillas.
- ¿No me estarás retando?
Parece que el camarero descarado no ceja en el empeño de ligarse a Dios y vuelve con la excusa de cambiarnos el cenicero luciendo una sonrisa tan blanca como artificial sin quitar la vista de Él, que lejos de esquivarlo, le pone ojitos sin darle tregua.
Como no me gusta ser el que sobra, planto la mano en el muslo de Dios, asegurándome bien de que el mozo ve mi jugada, le giro la cara hasta que se queda mirando hacia mí y quito el cigarro de su boca para darle un par de caladas sin dejarle de clavar las mías en sus pupilas. A estas alturas el camarero ha escapado sin hacer demasiado ruido.
- Celosa...
- Puta...
Y entre risas me regala sus labios que yo recojo como si de respirar se tratase.
- Bueno, cuéntame, ¿cómo van las cosas por ahí arriba?
- ¿Sinceramente? Sabes que ni puedo ni quiero contestarte, me interesan más los asuntos mundanos, ¿cómo vas tú?
- ¿Yo? Bien, gracias, no me puedo quejar.
- No te las prometas tan felices, terminarás haciéndolo.
- ¿Te he dicho ya que no me vas a encontrar hoy las cosquillas?
- Bueno, anda, superhombre, desembucha.
- Pues mira, ya sabes, parece que encontrando el equilibrio, si lo quieres llamar así, como siempre, mucho curro, mucho estudio y una historia al otro lado del charco que no sé muy bien cómo ni cuando acabará.
- Anda, tonto, cuando tú quieras...
- O cuando quiera él.
- Permiteme dudarlo, tú eres el que está en peor situación, él, por así decirlo, está en una mucho más cómoda.
- ¿Tú crees?
- Sí, hijo, sí, ¿o no conoces la cita de la intelectual?
- ¿De qué me hablas?
- "Cuando alguien se va, quien se queda sufre más".
- Joder, intelectual y me citas a Shakira...
- ¿Qué pasa, chaval? Aunque sigan quedando frikis como tú ella ha tenido bastante más difusión entre tu generación que todos los románticos juntos...
- Dios, eres un caso.
El camarero insiste en ligarse a mi acompañante y busca cualquier excusa para acercarse a nosotros, esta vez es más descarado y le pide un cigarrillo. Pero yo, sin dejarle ni reaccionar, le lanzo el paquete y, acto seguido beso a Dios tan húmeda, brutal y drásticamente que el mozo no tiene más que desistir en su empeño y volverse hacia la barra sin ánimo de acercarse si no es más que imprescindible.
- Déjame respirar, Rai...
- Es que me tiene harto, aquí en plan buitre y tú siguiéndole el juego...
- Pero qué tonto eres, ya sabes que yo ladro, pero no muerdo. Además, que son esos arrebatos de posesión, tú no tenías un no sé qué no sé dónde...
- Idiota, ¿qué tiene que ver? Lo único que pasa es que me está poniendo enfermo con tanto pavoneo y tanta interrupción.
- Sigues siendo tan posesivo...
- Anda, que tengo que oír eso, yo... precisamente yo, que le dejé marcharse de mi lado a miles de kilómetros, que no le he insistido para que vuelva ni una sola vez en casi un año, que le digo que se tome su tiempo y haga las cosas bien y a su ritmo así le lleve media vida... ¿tú eres el Justo?
- ¿Yo? Yo soy el camino, LA VERDAD y la vida...
- Eso de la verdad me ha sonado ligeramente subidito de tono.
- Tú sabrás, porque tú eres quien se ha picado.
- Dios, mira, no voy a discutir contigo, ¿sabes? Tengo muy claro lo que hay, sé que no tengo nada. Y lo tengo todo, porque es lo que quiero, porque quiero tenerlo, porque hemos pasado mucho y sabemos que seguimos estando el uno para el otro como nadie va a estar para cada uno jamás. Y porque lo quiero, coño, parece mentira.
- Rai, lo sé, pero...
- ¿Pero qué?
- Pero que es difícil, no creo que te lo tenga que decir.
- Lo sé, pero me da igual, pienso estar, pienso seguir como hasta ahora, haciendo lo posible, lo imposible y más que eso. Me da igual lo que digan, lo que piensen, lo que crean. Es mi locura, mi delirio, tengo derecho a equivocarme y perdería tan poco en comparación con lo que ganaré, si llega el caso...
-¿Qué ganarás?
- A él. A mí. A nosotros, que es la suma más perfecta que se me ocurre que pueda existir.
- Te veo tan decidido, que creo que no tengo nada más que decirte.
- Me ves enamorado, ni más ni menos.
- Exacto, para qué decirte más... o te cito otro clásico.
- Joder, conociéndote igual me citas a la Duquesa de Alba o a la propia Madonna.
- No, este es más de tu gusto, intuyo. "Esto es amor, quien lo probó lo sabe".
Y sin mucho más que decir, por lo que se ve, abandonamos el local agarrados de la cintura sin más pretensión que despedirnos por el tiempo que quede hasta nuestro próximo café.