lunes, enero 18, 2010

AY DE TI...

"Notre passé nous crie :/Ayez l'âme aguerrie/Mourir est beau, mourir est beau/Pour le Drapeau, pour la Patrie/Mourir, mourir, mourir est beau/Pour le Drapeau, pour la Patrie" La Dessalinienne (Himno Nacional Haitiano).

Ay de tí, nación de esclavos libres que esclavizaron a otros hermanos y nunca supo contener la libertad más allá de un segundo. Ay de ti, tierra de mesías negros que suspirando en criolle se fueron destiñendo, más de alma que de piel, convirtiéndose en tiranos más blancos que los propios europeos. Ay de ti, país situado de espaldas a un dios a quién no quisiste nunca rendir pleitesía.

Haití sacude sus entrañas y, ya se sabe, cuando la tierra se agita desde los más profundo, el caos y la destrucción se hacen dueños del paisaje. Un paisaje plagado de millones de almas acostumbradas ya a morir un poco cada día, que se toparon de bruces con la propia muerte elevando a la enésima potencia y a estado de excepción lo cotidiano.

Haití se ha escrito en letras gigantes en el libro de las tragedias, por más que algún mitrado insulso (Munilla dixit) se dedique a relativizar lo evidente en pos de una cruzada a deshoras.

Ay de ti, que has sido hasta hace poco la isla más isla de todas las islas, forjando tu propio destino a golpe de timones invisibles que te hacían escorar, encallar y, las menos de las veces, surcar mares tranquilos. Ay de ti, que estás siendo la isla menos isla de todas las islas a fuerza de puentes aéreos, marítimos, terrestres de ayuda humanitaria que intentará paliar el desastre, que siempre será insuficiente, pero que al mismo tiempo será mejor que nada.

Ay de ti, Haití de vudú, de danzas antiguas, trances místicos y ritos ancestrales, serás un zombi de un hechizo blanco, muerto vivo, muerto no muerto, cuya voluntad no será de nadie, sino tuya.