"No les teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido." (Mt. 10, 26).
No, si cuando uno no quiere poner un circo, encima le crecen los enanos. Tarcisio Bertone, Cardenal de la Santa Iglesia de Roma de la Sede Suburbicaria de Frascati, Secretario de Estado de la Ciudad del Vaticano y Cardenal Camarlengo de Su Santidad, ha hablado. Quien quiera saber qué significan todos estos títulos y peroratas, que se vaya a la wikipedia, es curioso, pero bueno, básicamente, para abreviar un poco y simplificar un mucho, este señor es el segundo de a bordo del Papa Ratzinger en el tema político, que no en el espiritual.
Total, que este buen hombre (perdón, olvidé unas comillas) este "buen" hombre (ufff, creo que me sigue faltando otro par) este "buen" "hombre" (ahora sí) va y dice que el tema de la pederastia poco o nada tiene que ver con el del celibato, como han reflejado ciertos estudios, y sí que tiene que ver más con la homosexualidad, según "me han dicho recientemente" dice el tipo.
Eminencia Reverendísima, decir que usted es gilipollas es insultar a los gilipollas. Es usted bobo, eso sí, bobo de solemnidad, como corresponde a su cargo. Mire, pase que ustedes quieran escurrir el bulto de lo del incómodo tema de la pedofilia, pero que echen la mierda para otro lado, eso ya es más de lo que uno pude aguantar. Si Jesucristo supo llevar su cruz hasta el final con la mayor de las dignidades y sin dudar de ella un minuto, tomen ejemplo, que para censurar, reprobar y prohibir, bien que se sirven de la Biblia y dejen los textos e interpretaciones psicológicas a los científicos.
Y decir que la causa de la homosexualidad es la pederastia, es una poco afortunada declaración, además de una burda, falsa y despreciable afirmación. Pero es que, además, viene desde la nula argumentación, hombre, si va a soltar Su Eminencia una perla de tal calibre, dígnese al menos a buscar pruebas y no agarrarse al recurso fácil del tópico trasnochado y la generalización. Porque esto a lo que Su Eminencia se agarra me podría valer a mí para decirle que desde el último de los seminaristas hasta el mismo Papa de Roma, pasando por los distintos escalafones de la curia, son todos ustedes unos maricas reprimidos (Dios no lo quiera, qué vergüenza para el colectivo), unos puteros (lo que les hacía falta a las pobres prostitutas) y unos malditos pedófilos de lo peor (lo siento, pero aquí no me sale para nada la vena irónica).
¿Sabe lo que pasa? Que yo estoy por encima de los tópicos y de las generalizaciones y por eso nunca afirmaré tales cosas. No creo que todos ustedes sean unos malnacidos, creo que, como en todos los sectores, siempre hay algún despreciable y nada más. Pero, eso sí, no se me ponga farruco, porque si las cosas se ponen tensas, nunca podría decirme Su Eminencia que hay algún colectivo homosexual acusado judicialmente de tal delito y, sin embargo, yo sí podría decirle que dentro de su institución ya van unos cuantos acusados y algún caso condenado.
Su Santidad, me temo que se le está escapando el tema de las manos. Claro, que, dada la actitud de silenciar casos y resolver por la Justicia Divina lo que es un delito grave y asqueroso en la Humana, cuando usted no era Benedicto, sino Ratzinger, es lo que trae. De aquellos polvos vienen estos lodos, aunque bueno, ustedes en temas de polvos no tienen mucho que decir, al menos en teoría...
En fin, Santidad, Eminencia, dejen ya de insultar la inteligencia de la feligresía, porque actitudes y afirmaciones completamente despreciables de su parte, hacen que luego se produzcan comentarios como los que refería en la entrada anterior.