lunes, abril 12, 2010

PASEN Y VEAN O EL CIRCO NICA

"En llegando a esta pasión/un volcán, un Etna hecho/quisiera arrancar del pecho/pedazos del corazón:/¿qué ley, justicia o razón/negar a los hombres sabe/privilegio tan suave,/excepción tan principal[...]"

Vivir para ver. Enlazo a este artículo de un medio nicaragüense:

http://www.laprensa.com.ni/2010/04/11/nacionales/21463

En fin, que yo no digo nada sobre el artículo, que me parece estupendo y refleja una realidad triste, dura... jodida, vaya, pero realidad al fin y al cabo.

Lo que pasa es que me toca las narices un poco por dos razones, la primera porque Nicaragua me es una tierra que he aprendido a querer por diversas razones, segunda porque yo fui padrino-testigo de la boda de los protagonistas del artículo. Y no me cabe en la cabeza que la noticia haya generado semejantes comentarios, fruto de una mentalidad tan aviesa que ha dejado escrito a golpe de tecla tales barbaridades.

Total, que como mi cabreo supino me hará extenderme en demasía y me faltará espacio en el comentario, he decidido poner allí un enlace a esta entrada, en la que pretendo hacer un poco de pedagogía, si es que soy capaz, y asi dejo también abierto a que se me pueda responder en los comentarios. Por cierto, si alguien que nunca lo haya hecho deja algún comentario en este blog, advierto que no aparecerá publicado hasta que yo lo autorice: me permito esta censura porque no quiero que nadie insulte gratuitamente desde aquí; todo comentario, a pesar de que sea contrario a mis ideas, será publicado siempre que venga desde el respeto y, a ser posible, bien argumentado.

A ver por dónde empiezo para no mentarle a nadie ninguna parentela y decir todo lo que quiero decir desde una aparente serenidad.

En primer lugar, se nota a la legua que la mayoría de la gente que ha escrito esos comentarios no ha tratado jamás con ningún gay o, yendo más allá, quizá ni siquiera lo saben, porque un gay no es más que un señor normalito y corrientucho que a la hora de establecerse en pareja o de ejercer su vida sexual, lo lleva a cabo con alguien de su mismo sexo. Lo demás son tonterías, folklore, leyenda urbana y tópicos rancios y trasnochados. Y una vez dicho esto, a dar estopa se ha dicho...

A ver, en el plano fisiológico y mental, la homosexualidad no es ninguna enfermedad, y no es considerada como tal desde 1973, así que yo ya soy de los que nació sanito, no me dieron el alta en ningún momento. Y si lo dice la OMS, que rechiste quien quiera, pero son más graznidos que otra cosa. Esto para la gente con ínfulas de patólogos que nos tacha de enfermos.

Ahora vamos con los fanáticos religiosos. A priori hay que decir que mi postura es que yo no tengo ningún tipo de problema con la Iglesia, en este caso con la mía, la Católica, Apostólica y Romana, son más bien ellos quienes lo tienen conmigo. Así pues, quien tenga problemas que los resuelva o aprenda a vivir con ellos.

Ahora, que escudarse en la Biblia para atacar la homosexualidad... pues bueno, es una opción. Pero claro, que si la usamos para esto, igual habría también que lapidar a las adúlteras y a las prostitutas, felicitar a los maridos y padres maltratadores... esto quizá estaba muy bien visto hace muchos siglos, pero ahora... está visto que hay mentes que no evolucionan. Por otra parte, la Biblia, a la que yo respeto, es ese libro tan formidable que incurre en tantas contradicciones como el ojo por ojo y diente por diente, para decir mil páginas después aquello otro de poner la otra mejilla, así que igual habría que poner un poquito en cuarentena ciertas afirmaciones que contiene. Y eso por no entrar en cuestiones más técnicas de interpretación y traducciones.

Pero vaya, que por lo demás, si lo que más os preocupa es que acabemos todos en el infierno, dejadnos allí, que cada palo aguante su vela, ya nos encargaremos nosotros de amenizar nuestra eterna condena. Aunque es una pena que se pierdan ustedes la mejor parte de nuestra religión: aquello de amaos unos a otros como yo os he amado, todo lo que tiene que ver con un Dios lento a la ira y rico en clemencia, con capacidad infinita de perdonar.

Y si de proponer textos para defender posturas se trata, pues yo propongo mi Constitución, mi Código Civil y hasta la Declaración Universal de Derechos Humanos y aquí paz y después gloria. Y mejor aún si no mezclamos lo humano y lo divino, que como dice la Biblia: "A Dios lo que es de Dios y a César lo que es de César".

Por lo demás, no me considero un monstruo, un depravado, un criminal, ni nada por el estilo por acostarme con quien me dé la gana. Tampoco me considero el responsable de la perversión de la sociedad ni, en último término, causante del apocalipsis. Creo que en esto tienen más que ver las mentalidades intransigentes que hacen ciertas afirmaciones gratuitas, pero bueno, es una opinión.

En fin, que cada uno diga lo que quiera y piense lo que le venga en gana, pero siempre desde el respeto, la lógica y la razón, las ideas si no se argumentan son enunciados vacíos. Nunca pensé que tendría que hacer estas afirmaciones a estas alturas de mi vida, lo tenía tan olvidado...

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