lunes, julio 28, 2008

DE AUSENCIA

"¿En qué hondonada esconderé mi alma/para que no vea tu ausencia/que como un sol terrible, sin ocaso,/brilla definitiva y despiadada?/Tu ausencia me rodea/como la cuerda a la garganta,/el mar al que se hunde. "

Y pensar que estarás suspendido del cielo sobre algún punto incierto del Atlántico... y que yo sigo aquí a contracorriente suspendido de no sé qué hilo que me empuja a seguir adelante. Sin ganas de reír, porque me faltas, porque me faltas más que ayer, mucho más que hace un mes y mil veces más que hace cuatro....

Sin ganas de llorar, porque no es mi estilo, porque me he vuelto práctico y pienso que la única forma de no dejarse hundir es seguir luchando, porque no me parece tan trágico que vuelvas al lugar donde te hiciste, donde los tuyos te esperan ansiosos. El lugar que te hizo ser tal cual eras cuando te conocí, que te dió esos ojos tan tenues como hirientes, ese acento que me desarma y ese color de piel que simplemente me descompone.

Y yo aquí pensando, en todo y en nada, desmontando minutos que se tornan ideas. Y tú allí, allá, en el cielo tan claro, que se me vuelve oscuro en mi ofuscada mente, durmiendo con la ayuda de morfeos químicos para hacer soportables las más de veinte horas de avión que te acercan al fin y al principio; al principio de un futuro en blanco en que el que te toca a ti poner días, horas, fechas y lugares, al final de una aventura pueril que se convirtió en un modo de vida, el principo en su estado bruto, donde todo empezo, donde tú empezaste.


Tengo impulsos que no sé si son míos. Me entran tentaciones de coger un avión, que me lleve muy lejos, con escala en San José o, igual como soy europeo, me permita entrar por Miami. De pasarme muchas horas, más de veinte, surcando los cielos, como un pirata romántico de siglos atrás... y llegar a ti. Llegar a lo tuyo; verte, olerte en esencia, respirando el mismo aire que tú has respirado por años y mirando los días que tú veías pasar hasta que viniste.

Pero no sé muy bien si es que quiero y no puedo, o es que puedo y no quiero, o si mi voluntad y mis pasiones se doblegan y esperan un envite de las tuyas, el caso es que yo permanezco en la oficina, contándoles mis lamentos por pulsaciones a la pantalla del ordenador, con el azul del cielo de fondo, que me recuerda una vez más, una y mil veces, que sigues volando en sentido contrario al del mundo, una vez más, aunque esta no es metafórica...

Y sin embargo, esta mañana, en nuestra despedida telefónica, me decías que no esperas, sino que estás casi seguro de que nos volveremos a ver. Yo no estoy casi seguro, te lo afirmo categóricamente, no sé cuándo, no sé si aquí, allí o allá, pero yo no voy a desistir del empeño, porque quiero empeñarme en que la vida es injusta, pero que al menos tengo derecho al pataleo.

Y sin embargo, esta mañana, en nuestra despedida telefónica, una de las muchas que llevamos (porque para no gustarnos las despedidas, este trámite se está haciendo entre nosotros algo casi cotidiano), me la has hecho parecer casi definitiva, deseándome suerte y que encuentre a mi chico. Pero mira, qué quieres que te diga... la suerte nunca ha sido mi aliada, cosa que tú no puedes decir, por tu parte, porque como siempre te he dicho, dentro de que las cosas pueden salir de muchas maneras, tú siempre la tienes de cara, si algo te puede salir bien o mal, te saldrá lo mejor posible, y a mí, sin embargo, me pasa todo lo contrario. Quizá esta desincronización nos hace incompatibles. Pero mira, qué quieres que te diga... no sé cómo meterte en la cabeza que a mi chico ya lo he encontrado, no lo busqué demasiado, llegó y se instaló entre mi consciencia y su inconsciencia, hicimos de su vida y la mía una vida nuestra. Y perdimos la batalla, porque teníamos que perderla, porque no se puede vivir tan intensamente, no se puede sentir de esa manera, porque a veces conviene ser más mundano y no perderse en excesos de cuidados y ternuras. Pero esto es tan sólo un batalla y tengo preparados mis mejores armas, cargadas de palabras y de hechos, que estallan produciendo más sonido que la propia pólvora. Porque pienso luchar, porque no pienso derrumbarme, porque me niego a claudicar tan pronto, porque no quiero ser viuda antes de casada, porque no voy a dejarme morir y no voy a renunciar a nada ni a nadie que el destino ponga en mi camino, pero no voy a buscar a nadie, porque, como te decía, a mi chico ya lo encontré y lo disfruté y lo tuve, y ahora vuela muy lejos para encontrar su destino.

Y, sin embargo, esta mañana, en nuestra despedida telefónica, nos quedamos casi mudos recordando vivencias que nos llenaron las bocas y los ojos por igual. Nos dijimos, a corazón abierto y labios cerrados, millones de maneras de sentirnos, tan familiares como cotidianas y a la vez tan nuevas por extrañas... y reímos sin ganas y no lloramos, simplemente por cumplir la promesa de no hacerlo. Y si no fuera porque me estoy curando de mi mal de romántico excesivo, a pesar del riesgo de recaída que me está suponiendo la lectura de "El amor en los tiempos del cólera", prometería esperarte cincuenta años, nueve meses y cuatro días. Pero esto no será necesario, ni para ti, que sueles resolver más pronto que tarde, ni para mí, que la edad me ha borrado la paciencia a fuerza de años y me ha mermado cuerpo para tanta resistencia.

A pesar de que han pasado horas desde que empecé a escribir, sigues volando, cada vez más lejano, más cerca de encontrarte, de hallar ese refugio desde el cual espero que consigas ordenar de nuevo tu destino. Yo, por mi parte, sigo aquí, no aseguro que esperándote, ni siquiera que esperando, pero, al menos, sí añorándote en la ausencia.

9 comentarios:

Hals dijo...

Desde luego los sentimientos son los mismos, la forma de expresar es la diferente.
Qué te puedo decir, me encanta tu sentido práctico de la vida. Pero también el hecho de que, al menos, pienses en que tienes la posibilidad de seguir luchando.
Desde mi punto de vista, es mejor agotar todas las posibilidades y no dejarse nada bajo la manga.
Animo...que tú ya encontraste a tu chico.

BETTINA dijo...

Ay, niño! Qué pena que no puedas llorar "a lágrima viva", "Llorarlo todo,
pero llorarlo bien.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas.
Llorarlo por el ombligo,
por la boca.

Llorar de amor,
de hastío,
de alegría."

No veas lo liberador que es, lo sano que es. Llora Rai, pero llóralo todo. Aunque no quieras ser viuda, el comienzo de este tipo de ausencias son duelos que hay que hacer en el momento que ocurren porque si se guardan se pudren dentro y pudren el alma.
¿Cómo sabes que ya has encontrado el Amor? Hay muchos amores y cada uno tiene su propio momento. Ninguno es más o menos importante que los otros aunque siempre nos empeñemos en darle al último mayor significado en nuestras vidas, un lugar relevante.
Hace unos días alguien me dijo:" Qué suerte que ya no amamos como cuando teníamos veinte años!"
Porque aunque al leerte suenes como de 50, tu aún no has pasado la barrera de los 30. Y como dirían las viejas de mi pueblo, tienes toda la vida por delante, como yo. Llora, desata cadenas y empieza a vivir de nuevo. De nada vale hacerse el fuerte con uno mismo, a uno no se le puede engañar. No lo hagas. DEja que la debilidad se apodere de ti aunque no sea más que un instante. Y recuerda que la flor del loto nace en el lodo. Te quiero mucho y lo sabes. Un abrazo cargadito de buenas ondas.

RAIKO dijo...

Hals, es curioso, cuando hablo contigo tengo la sensación de que te estoy contando un cuento que ya te sabes jeje. Es como cuando le vas contando un cuento a un niño y, aunque se lo has contado mil y una veces, escucha ansioso, porque en el fondo hasta que el final no se confirma, aunque sea el mismo de siempre, el cuento no está contado... Gracias por comprenderme, un besote.
Querida Bettina, no puedo llorar, simplemente porque no siento esa necesidad, no estoy hundido y no me voy a dejar morir, porque o lucho o abandono, que es la única forma de ganar, porque derrotarse y llorar, es la única forma de perder. Estoy seguro de que he encontrado el amor, pero que sea el definitivo o no, más o menos duradero, eso ya no es cosa de encontrarse o del destino, es de trabajarlo día a día. Y tienes toda la razón, tengo la suerte de no amar como cuando tenía 18 ni como cuando tenía 20, porque ahora estaría haciendo un drama, llorando por los rincones, tirándome de los pelos sin encontrarle sentido a la vida... pero no es el caso, soy mucho más maduro y más sereno y encajo esto como gajes del oficio y me he dado cuenta de que nada es definitivo por sí mismo, sino que nosotros hacemos que lo sea o no. Soy consciente de que es muy difícil entender mi situación, quizá yo si la viese desde fuera pensaría de una manera completamente distinta. Pero dentro del círculo sólo estamos él y yo y somos los únicos capaces de valorar si merece la pena romperlo, quedarlo como está o reforzarlo. De todas maneras, no te preocupes, reina, porque yo soy muy fuerte y puedo con lo que me echen, a pesar de ser muy sensible y que todo me afecte en exceso. Y además, sabes que soy muy pasional, pero también muy inteligente y no voy a las locas, confía en mí. Gracias por estar ahí siempre, yo también te quiero un montón. Besotes.

Anónimo dijo...

Hola guapo, es la primera vez q escribo aunque no es la primera que leo tu blog como ya sabes. En esta ocasión te escribo xq... nose, acabo de ver como estas realmente, no hacia falta leerlo pues creo q te conozco lo suficiente aunque no me lo digas.
Todo lo que he leido era lo que pensaba, lo que sentias y como lo sentias y las ideas que tiene. Sigue siendo realista tal y como eres y apasionado y romantico como eres, pero no pierdas la locura que te caracteriza.
Solo quiero decirte que sé que encontraras a la persona o ya la as encontrado con la que ser feliz, con la que compartiras tu vida, tus alegrias, tus ilusiones, tus tristezas, tus sueños...todo.

Sabes que te deseo lo mejor y te aprecio muchisimo. Rut.

MARIA dijo...

raiko, q te puedo decir.. lucha,lucha, consigue la q quieres, no te rindas..

BETTINA dijo...

Vuelvo a comentar por no escribirte un mail. Creo que llorar no es bajar la guardia, ni tirar la toalla, ni muestra de debilidad. Solo creo que desahogarse es bueno. Se lo que sientes, no creras que no. Pero por eso mismo, porque pasé por ello, se que hay que llorar cuando se debe llorar porque si pasa el tiempo con esa tristeza dentro, el duelo se hace mucho más duro.
ES muy bueno ser apasionado, luchar por lo que se quiere, ser romántico (más de cuatro ya quisieran). Ejem, ¿No te quieres casar conmigo? Nada, que ya se que no tengo opción, pero seguro que ese que está esperando conocerte tanto como desearás un día tú conocerle a él, apreciará todos esos dones que tienes y lo buena gente que eres. GUAPISIMO!

RAIKO dijo...

Ruti, guapa, gracias por tus palabras, hombre. Yo sé que soy un libro abierto, no puedo ocultar nada, porque todo se me nota enseguida... pero bueno, no te preocupes, que de todo se sale. A ver si nos vemos prontito. Besotes.
Querida Sirena, no es tanto luchar lo que me toca y lo que estoy haciendo, sino plantar batalla, es decir, mi estrategia no es de ataque, sino de vigilancia, guardia y defensa. No obstante, estoy convencido de que una retirada a tiempo es una victoria y si en algún momento mi equilibrio emocional o mental peligran, me retiro sin duda. Besotes.

RAIKO dijo...

Bettina, querida, es que de verdad que no me sale lo de llorar, no es lo que me pide el cuerpo ahora mismo, igual mañana sí y lo hago, no sé. Mira, es extraño, cada día descubro un sentimiento nuevo, lo único que hago es enfrentarme a ellos dejándoles fluir, asumiéndolos y tratando de que mi cabeza esté fría y no se vea demasiado comprometida para que no peligre el precario equilibrio que necesito para vivir. Besotes.

mia dijo...

Y yo comprendo sobradamente que no te salga llorar... es como si a pesar de tener todo tan claro, no quisiéramos, no pudiéramos dejar que se empañaran nuestros ojos, por que necesitamos tenerlos suficientemente claros y límpidos para seguir mirando esto que pese a tenerlo tan claro, a saberlo tan cierto, no podemos llegar a creer que sea verdad...

Y lo sabemos... pero...